"Y si la moza y la zamba, llegan a ser tucumanas... Bañate en agua bendita, que ya ni el diablo te salva." Así dicen los inolvidables versos del Cuchi Leguizamón. Y es verdad. No existe hechizo alguno capaz de "curar" el "mal de zamba". Es que si la escuchaste, y alguna vez te animaste a aprenderla a bailar, estarás atrapado para siempre en la dulzura de sus notas, en la elegancia de sus pazos y en el lenguaje inconfundible de los pañuelos. Así es la Zamba.
Esta danza, quizá la más hermosa de nuestro folklore coreográfico tradicional, nació bajo el nombre de Zamacueca, allá por la Lima colonial de 1820. Claro que no era tal como la conocemos ahora, sino que con el paso del tiempo y su peregrinación hacia el sur del continente fue encontrando la personalidad y estilo que posee en nuestros días. Tuvo gran difusión en todos los ámbitos debido a su bella coreografía, su ingeniosa música, su ritmo y la colocación de los acentos que la convertían en una danza única.
Son incontables los autores y las composiciones que a lo largo de la historia han encontrado en la Zamba, una manera elegante y seductora de expresar profundos sentimientos. Su estructura musical es compleja y aún en la actualidad existen diferencias al respecto. Hay quien sostiene que se trata de una danza en compás de 6/8, mientras que Adolfo Abalos o Hilda Herrera (nuestra gran artista capillense) aseguran que en realidad es una composición en 3/4. Y Juan Falú la define como de ritmo mixto.
Lo cierto es que es imposible no reconocerla como nuestra, y bailarla con emoción.
Hoy celebramos el Día Nacional de la Zamba en honor a "La 7 de Abril", madre de zambas, que fue registrada por Andrés Chazarreta, como autor de letra y música, según el registro Nº 3049 de SADAIC, del año 1916. Pero es muy probable que no perteneciera a don Andrés, sino a autor anónimo y recopilada por Chazarreta a principios del siglo pasado.
Y desde entonces tucumanos y santiagueños se han disputado la propiedad de esta famosa zamba. Isabel Aretz dice que el autor sería el Ñato Carrillo, violinista tucumano fallecido en 1911. Pero no lo dice por confirmación de ella, sino porque lo sostenía un tradicionalista llamado Rafael Oliva, que era tucumano precisamente. En este caso, 7 de Abril podría referenciarse a la insurrección tucumana de 1840 contra Rosas, que originara que una proclama del Gobernador Marcos Avellaneda contra Rosas, fuera reprimida y con éxito por éste.
El nombre Siete de Abril conmemoraría entonces el levantamiento de 1840, que termina con la cabeza del gobernador Marcos Avellaneda expuesta en una plaza principal durante varios días, frente a la casa de Gobierno, donde un monolito conmemora el hecho
Los santiagueños no creen en esta versión que intenta dar cuenta del título y origen de la zamba. Y piensan que la zamba es originaria de ahí.
Al mismo tiempo, De Cicco deja otra incógnita echando más misterio al tema: el 7 de Abril de 1695 se fundó oficialmente la Ciudad de Catamarca. Los tucumanos no se quedan atrás: 7 de Abril puede referirse a un lugar; en concreto, la localidad tucumana que lleva ese nombre.
Atahualpa Yupanqui, Eduardo Falú, Jaime Dávalos, Cuchi Leguizamón, y tantos otros grandes exponentes de nuestra música folklórica han encontrado en los compases de una zamba la manera de volverse inmortales y hoy los recordamos a todos ellos y a los jóvenes autores que sigan nutriendo uno de los estilos musicales más queridos por nuestra gente.
Subí el volumen, agarrá el pañuelo y bailala, como quieras, como puedas, como la sientas... Es tuya, es de todos. ¡FELIZ DÍA DE LA ZAMBA!